La pandemia del Covid-19 está golpeando los sistemas sanitarios de todos los países afectados, paralizando la economía y la sociedad, llevando al mundo a un escenario nunca, antes transitado. Es por ello, que expertos en todas las materias desde la economía a las ciencias sociales aventuran que el mundo no será igual tras el paso de este virus.

Ante este tipo de aseveración nos asaltan las dudas respecto a qué sectores se verán más afectados, qué impactos sufrirá el mercado laboral, la gestión de riesgos tanto sanitarios como a nivel empresarial, cómo afectará a la acción por el clima etc.

De entre los muchos interrogantes que preparan el escenario para el debate, queremos poner el foco, desde la perspectiva de la Responsabilidad Social Empresarial, en las implicaciones que la pandemia puede tener sobre la implementación de la Agenda 2030 y la consecución de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Parece bastante probable y así lo ha indicado ya el Pacto Mundial de Naciones Unidas, que esta crisis marcará un punto de inflexión para la Agenda 2030. Se ha destacado, asimismo que, en nuestras manos, en las de gobernantes, empresas y ciudadanos está el potenciar los efectos positivos y combatir los negativos.

En atención a esa necesidad de aunar esfuerzos y remar todos en una misma dirección, quiero comenzar por el último de los ODS un sucinto análisis de aquellos que pueden verse más afectados.

El Objetivo 17 que llama a la consecución de Alianzas público-privadas debería jugar un papel primordial para superar el escenario post Covid-19. La respuesta unida que se está dando para enfrentar la crisis sanitaria, con la participación de innumerables empresas aportando y produciendo material sanitario de primera necesidad o cediendo sus instalaciones hoteleras, debería servir como ejemplo claro de la importancia y el valor que una efectiva implicación del mundo empresarial aporta a nuestra sociedad.

Ante el escenario complejo, volátil e incierto que se vislumbra será de vital importancia diseñar una estrategia global y coordinada por medio de la cual las Administraciones Públicas faciliten e incentiven la inversión y el desarrollo en energías renovables y en economía circular mientras que  el sector privado, por su parte, responda adaptando su estrategia empresarial a un nuevo entorno en el que será más necesario que nunca el trabajo cooperativo, el aprendizaje mutuo y la gestión responsable de los riesgos empresariales.

Los Objetivos 1 y 8 que contemplan la reducción de la pobreza y el trabajo decente, respectivamente, van a verse afectados por una recesión económica que puede llegar a dejar hasta 25 millones de personas en desempleo, según cifras que maneja la OIT. Las grandes compañías tendrán que hacer un gran esfuerzo para mantener la producción y las cadenas de suministro de las que dependen millones de personas en todo el mundo y especialmente en los países del Sur global. Los distintos Estados y a nivel regional la Unión Europea deberán inyectar suficiente liquidez en la economía apoyando muy especialmente a las PYMEs y a los autónomos ya que suponen más del 90% del tejido empresarial.

La Salud y el Bienestar ha sido el primero de los ODS que se ha visto afectado, puesto que los sistemas sanitarios más modernos y desarrollados están siendo sometidos a una enorme presión que está siendo aliviada por la encomiable labor de los sanitarios y la gigantesca movilización de recursos materiales y humanos. Sin embargo, los países menos desarrollados con sistemas sanitarios débiles y en los que las medidas de higiene son más precarias van a sufrir aún más dramáticamente los efectos de esta crisis. La necesidad de fortalecer la sanidad pública en los países occidentales y de cooperar con los que están en vías de desarrollo para que puedan hacer frente a las consecuencias de esta pandemia, será previsiblemente uno de los principales focos de atención.

Por último, quiero destacar el Objetivo número 4 que se refiere a la educación de calidad y que con el cierre de las escuelas parejo al confinamiento de la población ha llevado a poner en valor la enseñanza a distancia con plataformas digitales pero también ha sacado a la luz lo injusto de la brecha digital y cómo los niños de familias cuya situación económica no les permite no ya tener un ordenador en casa sino a veces ni siquiera tener conexión a internet, se han visto perjudicados en su derecho fundamental a la enseñanza.

Son muchos más, sino todos, los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se han visto y se verán impactados por la crisis que el Covid 19 nos ha traído. Sin embargo, partiendo de la lección de solidaridad y unidad que estamos aprendiendo, no olvidemos que la consigna principal de esta pandemia es #estoloparamosunidos. Y volviendo al último de los Objetivos, el de las Alianzas, debemos los que creemos en la capacidad transformadora de la sociedad que las empresas tienen, alzar nuestras voces para hacer un llamamiento a ese sector privado para que en coordinación con el sector público continúen trabajando en nuevas formas de gestión responsable acordes con los nuevos tiempos. La Agenda 2030 debe continuar siendo la guía y el manual de viaje en la próxima década para asegurarnos que unidos hacemos del mundo un lugar sostenible y por ende, habitable. 

María Eugenia Hernández Peribáñez, Presidenta Visión Responsable

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